9 ago 2008

FASE II - Capitulo 6 - Extrema Felicidad / Las Exigencias de Odín

Caminaba por las calles de la Capital, esas que tienen los blancos mosaicos a tus pies. Donde la gente te sonríe al verte pasar y te elogia al ver que cargas la cinta de frudikdur. Al comienzo me sentía completamente feliz, mi pecho se hinchaba de felicidad cuando me llamaban “su excelencia” o “mi señor frudikdur” o alguna cosa por el estilo. Cada mañana al caminar por esas calles y avenidas la felicidad se topaba conmigo, me hacía revivir el alma y me transportaba a campos donde todo era paz y tranquilidad, de verdad era feliz, hasta que cierto día me había olvidado de mi verdadera misión, de mi único motivo por el cual me había convertido en frudikdur. La única razón por la cual había permanecido todos esos años detrás de los libros de la Academia y de las enseñanzas del Centro Mondú, el verdadero por qué de todo este escenario. Ese día, había olvidado todas esas razones. Sin importarme mas la felicidad de los demás seres, incluso llegué a olvidarme de Rhema’z, quizá por que me sentía totalmente independiente y libre. De hecho, ya no extrañaba su presencia cuando ella se encontraba en su santuario. Al parecer se encontraba muy ocupada, pues las visitas que hacia a mis pensamientos se frecuentaban cada vez menos.
Fue entonces que regresé a mi día, luego de rondar mi mente con cosas que me hacían feliz. Me encaminaba hacia el Ministerio, a formar una reunión entre frudikdurs, la primera desde que yo había sido nombrado uno de ellos. Entonces recordé el rostro de Rhema’z y la promesa que había hecho. Aun yo era nuevo, pues todavía me alegraban los halagos, y todavía no había conocido los poderes y las habilidades de los demás frudikdurs. Me sentía muy emocionado, a pesar de ser amigo de Gazell y de Rhema’z, incluso conocer a Atlante y a Trufh, me parecían desconocidas sus técnicas, sus conocimientos en Mondú, todo era completamente misteriosos para mis ojos. Mientras continuaba recibiendo miradas de cortesía, por parte de las entidades de la capital, me encontré con un triste espectáculo.
— Solo las entidades puras pueden pasar a las salas de relajación, tu no tienes siquiera una insignia, ni cintas que representen tu rango... lo siento jovencita, usted no puede pasar—dijo un hombre calvo con aspecto amargado, de ropas finas y brillantes. Mirando despectivamente a aquella muchacha, con fachas mas humildes, quizá de las entidades menos privilegiadas del Reino.
— Pero señor, le ruego, me han dicho que aquí... en estas salas puedo purificar mi alma... déjeme entrar aunque sea por unos pocos minutos, pues debo regresar a las afueras de la capital a cuidar de mi madre... —suplicó la joven, con lagrimas en sus ojos.
— ¡Ya te lo he explicado, muchacha necia! Si no cuentas con un rango no puedes usar las salas de...
— Déjela pasar... Anciano Rusnof... se lo ordeno en nombre del clan de frudikdurs—interrumpí, exigiéndole a aquel hombre dejar pasar a la joven.
— Pero mi señor Odín, es contra de las reglas... ella no...
— Yo se lo que está en contra de las leyes del Reino, pero me es imposible permitir que una entidad mas débil tenga que ser sometida por gente como usted, solo por no poseer un puesto en las jerarquías de El Reino... le ordeno que la deje pasar para que sane su cuerpo cansado y regrese pronto a su casa.
— Pero...
— No es necesario, su excelencia... yo me marcharé enseguida. —dijo la muchacha levantándose y comenzando su camino.
— ¡ALTO!... regresa aquí muchacha... —le exclamé tomándola de la muñeca.
— Esto simplemente no es correcto... —musitó el dueño de las salas.
— Ordeno que abras la puerta, viejo avaro... —diciendo esto, el anciano Rusnof abrió las puertas de las salas. Entonces animé casi inaudiblemente a la joven a que entrase y sanara su cuerpo.
— ...mu-muchas gracias su excelencia—dijo ella haciendo una reverencia y entrando en las salas, donde podría ser atendida como una alta entidad.
La gente murmuraba mi acto, pero tenia la plena seguridad que estaba queriendo cambiar la supuesta igualdad en la que esta erigido este Reino. Jamás volví a tener noticias de ella. Supongo que al menos disfrutó unos momentos como si hubiese sido una noble.

Luego de tal escena, me encontré con las oficinas centrales del Ministerio, un edificio blanco, con ventanas de un pálido azul, que reflejaban la luz proveniente del foru fayo. Justo venían llegando Trufh y Gazell, me saludaron y nos dirigimos a la sala de reuniones que teníamos para nosotros, exclusivamente. Al entrar a la sala, noté que solo nosotros tres hacíamos falta.
— Llegan tarde... —dijo Atlante.
— Sean bienvenidos... todos—dijo Rhema’z con su melodiosa voz. En ese momento me sentía muy feliz de verla, y una sonrisa se dibujo en mi rostro. —he preparado esta reunión para que podamos conocer las técnicas de cada uno, las nuevas desde luego, recordemos que debemos permanecer en total sincronización, para mantener el equilibrio del poder en el Reino—explicó ella.
— He redactado la lista en orden de antigüedad, así que primero pasará Gazell, para que nos expliqué sus nuevos logros—dijo Ghenabis, mostrando un pergamino de color amarillento. Al decir esto, los demás seres que estaban en la sala tuvieron que abandonarla, dejando solamente a los frudikdurs.
— Gazell si nos haces el favor—dijo Rhema’z.
— Desde luego, hace años no hacemos una reunión de estas.
— ¿Recuerdas las reglas?— interrogó Rhema’z.
— Como si fuera ayer... comienzo... —entonces Gazell adquirió una actitud mas seria, la verdad la llegué a desconocer por esos momentos— demostración de adquisición de energía del cristal de Viento, frudikdur Gazell... —recitó ella— convoco el poder del Remolino... sellado en mi espada para utilizarla contra los ataques mas... ¿puedo dejar de fingir ya? —interrumpió ella.
— Así es... desde que han salido esos tipos... —explicó vagamente Atlante.
— Muy bien... ahora podemos hablar sin interrupciones... Odín... quisiera que comentaras tu idea frente a todos nosotros... ahora es el momento que compartas tus ideales con todos nosotros, estoy segura que todos te apoyaran. —explicó Rhema’z.
— ¿mi idea? —realmente me había tomado por sorpresa. No me esperaba que aquella reunión fuera por tal razón. —Pues verán... durante siglos... desde que llegué a este Reino, el destino ha conspirado para que mi vida y la de muchas de las entidades de este lugar se vean aplastadas por una innumerable cantidad de leyes absurdas y de prohibiciones y de divisiones sociales... creando un inestable sistema de administración del Reino. Por suerte, para los ministros, no se han creado rebeliones, porque todos tienen miedo a reclamar su libertad.
— ...cuando hablas de “libertad”... ¿a qué te refieres?—preguntó uno de los frudikdurs, uno con el cual no había tenido mucha interacción hasta ese momento. Su nombre, Leviatán, el protector del templo de Ayoa (en mondú “agua”). Quien hasta ese entonces se había mantenido lejano a mis percepciones.
— Libertad... en muchos aspectos mi señor Leviatán... dígame usted si se le permite a una entidad sin insignias ni cintas pisar las calles de la Capital... o si se permite a un miembro del Consejo atender a esas entidades de “estrato social inferior”...
— Las leyes son las leyes, el Ministerio, el Consejo y el Juez Supremo y el Ser han creado estas leyes para ser respetadas y que todo funcione bien en nuestro Reino...
— Dígame entonces porque esta mañana... una simple entidad “común” estaba siendo maltratada por un élite de la Capital... es un acto degradante y que va en contra de las leyes, mi señor Leviatán... —exclamé defendiéndome a toda costa, sabia que mostrarme blando no funcionaría.
— Pues esa entidad será supervisada por el Ministerio para evitar que siga tratando a otros seres de la misma manera, lo que no me explico es como llegó alguien tan “inferior” a la Capital...
— Venía en busca de auxilio... al parecer el Ministerio ya no demuestra interés en aquellas zonas de afuera de la Capital, dejando a todos sus habitantes en total desamparo... déjeme recordarle que es allí donde viven todos aquellos que no tienen dones ni habilidades de evagia. Y su simple estructura espiritual no perdura por la eternidad como nosotros que hemos sido acogidos en la gracia de El Ser...
— Son simples lagunas en las actividades del Ministerio, recuerde que los funcionarios de esa institución no solo velan por las vidas aquí en el Reino... sino que también por el Mundo...
— ¡No es excusa para dejar abandonadas a esas entidades! —exclamó Gazell— luego el Ministerio querrá hacer ejecuciones nuevamente, como hace siglos...
— Esa fue la excusa perfecta para deshacerse de miles de entidades que no fueron “dignas” de permanecer en el Reino. —interrumpió irritado Trufh.
— La dignidad de una entidad del Reino no debe ser medida por su fuerza o su poder... y el ministerio atenta contra ese principio... — continuó Gazell.
— Entonces... ¿que es lo que propones Odín? Sea lo que sea, recuerda que existen estructuras por sobre nosotros, que no serán fáciles de convencer para cambiar las cosas. Comenzando por el clan de Guardianes, que siempre nos pasan contando los pasos... —dijo Leviatán.
— Yo propongo que...
— Levantemos un bloque de oposición contra esas reglas absurdas que se han emitido en los últimos siglos, para que las cosas cambien a favor de los “débiles”... —interrumpió Atlante, quien se había quedado escuchando los comentarios y silencio. Recuerdo que en aquel entonces, él, era el líder de los frudikdurs.
— ...no solamente una oposición, ya que eso dejaría a las mismas personas en el poder... —expliqué.
— Entonces lo que quieres es una revolución... es un acto muy de humanos, pero para una entidad de el Reino... debe ser algo mas que una revolución, Odín... — dijo Leviatán.
— Pero para poder luchar contra las fuerzas del Reino, necesitamos mas poder... mas del que ya tenemos, pues al lanzarnos a batalla, un simple Noxó puede vencernos a todos nosotros... —continuó Rhema’z.
— ¿existe alguna forma de obtener ese poder? — interrogó Gazell.
— La hay... justo con Odín, hemos investigado durante algunos años... y es posible... pero es a la vez muy riesgoso y podríamos no sobrevivir... además que utilizar ese método de no tener autorización, sería un crimen, pero dado que luchamos contra las reglas vigentes... no será problema alguno, algún día se enterarán... — explicó Ghenabis— la posibilidad de maximizar nuestro poder es infinita, pero los riesgos son iguales.
— ¿cual método sugieres? — preguntó Leviatán, quien comenzaba a dudar sobre los objetivos de la supuesta revolución.
— ...absorber los cristales de cada santuario y transpotencializar el poder a nosotros mismos, múltiples veces... —todos los presentes tornaron sus caras a un asombro que me azoró, mas que la probabilidad de fallo del plan—...eso significará un aumento infinito de energía y fuerza...
— Mas de alguna vez tendrían que haber transpotencializado ya... no veo cual sea el miedo... —recalcó Rhema’z manteniéndose positiva—...mientras este todo en secreto estaremos bien... yo te apoyo Odín.
— Tendríamos que absorber los cristales dices... tienes idea de la cantidad de poder que tu cuerpo tendría que soportar... ¿tienes alguna idea? — interrogó Atlante, al parecer la idea no le sonaba nada bien.
— No tendríamos que hacerlo todo de una vez, he tomado eso en cuenta, en la Academia nos lo enseñaron... pero la transpotencialización puede realizarse parcialmente... —explicó Rhema’z.
— Al igual que absorber los poderes de los cristales... recuerden que somos los únicos que tenemos acceso a ellos... y esa es una ventaja... — concluí. Entonces el resto asintió con la cabeza, ese sería el comienzo de las revueltas que estaban por caer en el Reino.

— ¿Regresas al Santuario tan pronto? — le pregunté a Rhema’z mientras salíamos del Ministerio.
— Debemos permanecer lo mas discretos posibles, ahora no nos protegen las paredes del Ministerio y los Guardianes podrían escucharnos... hasta pronto Odín... —ella se dirigía hacia el centro de la Capital donde sería escoltada por Guardianes hasta el Santuario de Deinfu. —...No es momento de dudar... — exclamó antes de perderse entre la gente.
Ciertamente, ella tenía razón, ahora habíamos comenzado a revolver las aguas y se iba haciendo tarde para calmarlas.
— El plan que planteaste... —dijo Leviatán acercándose a mí—parece mas una guerra que otra cosa...
— Es una guerra... pero para mejorar la vida aquí... —respondí tomando camino, pero el me tomó del hombro.
— Las guerras son ganadas con valor... ahora ya nos convenciste, a todos y cada uno del Clan de frudikdurs, no se te ocurra traicionarnos o mentirnos... pues el poder por el cual estas apostando se revelará en contra tuya... —dijo el con un tono frío, que me caló los huesos y cada centímetro de piel.
— La victoria será nuestra... de eso este seguro mi señor... —respondí tratando de demostrar confianza, mas sus palabras me habían asustado, y mucho.
— (sonríe) Rhema’z no es la única que puede leer la mente, Odín... —diciendo esto el se retiro.
Sabía que convencerlo a el de mis intenciones sería toda una tarea por cumplir, pero en cuanto lo lograra, Leviatán sería de gran ayuda para nuestros objetivos, comenzando por las influencias que tenía en el Ministerio. Nuestro plan se mantendría en secreto hasta ese día, donde lucharíamos por la verdadera justicia en el Reino.

“...y entonces el gran pensador traicionó la confianza de sus superiores, tomando lo que no era suyo y usándolo en contra de sus semejantes...”
Corte del Libro “Magnebiku”
Bajo la potestad del Clan Noxó.

FASE II - Capitulo 5 - Cánticos del Alma / El Nuevo Frudikdur

Me encaminé entonces al Ministerio, donde por fin haría esa tan soñada prueba para convertirme en frudikdur. Había repasado durante una semana entera las invocaciones que seguramente cautivarían al jurado que me evaluaría. Realmente era fácil convertirse en frudikdur, en especial cuando se contaba con un largo historial de éxitos en los estudios y se contaba con la amistad de la hija del Juez Supremo. Me preguntaba entonces, si el estaría en la prueba, con lo ocurrido en su casa, no lo había visto de nuevo.
El simple hecho de acordarme que casi destruyo su hogar, solo por jugar con Gazell a ver quien era mas poderoso, casi costó una “masacre”. No es que este alardeando de mi poder, pero se que es mucho. Me preguntaba si mi evaluación tendría que ser tomada con datos tanto del presente como de mi pasado. El simple hecho de haber realizado transpotencialización sin siquiera contar con el Certificado de Arte Potencia, me hacia un infractor de las leyes del Reino. Aunque en lo personal fue un caso diferente, pues el poder simplemente emanó de mí, ni siquiera sé a quien fue a parar esa energía. Recuerdo que en ese momento, sentía que mi cuerpo se fusionaba, que algo que faltaba en mí, nacía en mi interior y luego lo expulsaba.

¬ (separador)
— Este muchacho... ¡¿Como es posible que tenga tanto poder?!
— ¡Deténganlo a toda costa!
— ...Mi maestro... ¡ustedes lo han matado! — exclamó Odín. Recuerdo que en ese entonces, no había mucho que pensar, o atacaba o se dejaba matar por esos individuos, yo yacía tirado en el suelo, viendo como mí pupilo, se había convertido en el ser más poderoso del Reino.
— ¿Qué esta haciendo? — exclamó uno de los hombres que luchaban contra mí. Recuerdo que en ese momento las palabras le salían de la boca sin que Odín pudiera controlarlas.
— “La luz de la luna nos mantiene unidos, por el poder de los cuatro pilares del Reino, se mantiene todo en una sola alma y mantiene los flujos de energía que fluyen en mi cuerpo, las esferas del Reino invocan... la transpotencialidad”... Don Anciano... no me abandone ahora... — recuerdo entonces que en ese preciso momento, mientras sus “enemigos” se retorcían de dolor, sin siquiera el tocarlos, una especie de aura dorada rodeo su cuerpo, y por primera vez pude escuchar los canticos de las pequeñas entidades del Reino, o era yo quien me desvancecía (Don Anciano se refiere quizá a los serafines). Su cuerpo emitía rayos de luz de un tono que no podría describir de otra forma, más que de un color tan brillante que cegaba la vista de quien la viera y de esos mismos rayos, que viajaban en línea recta hasta lo infinito, penetraban los cuerpos de aquellos hombres, de forma brusca y casi inhumanamente. Los rayos cortaban sus brazos y aun así ellos continuaban con vida... creo que era debido a la procedencia de ese poder. Pero más que todo, por un breve instante llegué a sentir zozobra por esos seres. Uno de ellos miraba a Odín con tal rencor, que mi alma sintió desvanecerse por un momento, pero Odín no parecía detenerse con su “ataque”. —...mi maestro no les había hecho ningún daño... pero ustedes insistieron... hasta que lo mataron... no se quien o quienes los han enviado, pero eso no esta bien... no en un tiempo de “paz” en el Reino... — dijo todo Odín recuperando consciencia de si mismo, con la voz mas temblorosa que en aquellas ocasiones cuando hacía frío extremo. Entonces tomó con sus manos uno de esos rayos, tal si fueran lazos. Con la mano derecha sostuvo, y pareció sentir el origen de ese majestuoso poder, no solamente era la transpotencialidad, sino que en realidad había despertado el poder que vivía en sí. Aun cuando se encontraba expulsando poder que le sobraba, este se agigantaba cada vez más. —...pagarán su error... el cual ni el Foru Fayo tendrá perdón o piedad de los jueces... — tomando el rayo firmemente, se tornó de un color casi traslucido, y logró, sin querer, dividirlo en varias partes... y fue entonces que aquellas lagrimas dejaron de correr, fue entonces que los “lazos” en que se había dividido el rayo, destrozó partícula por partícula, centímetro tras centímetro los cuerpos de nuestros atacantes. Desintegrándolos por completo, y una estela de luz tan iluminada como los rayos anteriores, se elevaba por el cielo, desapareciendo lentamente. Ese era la parte del poder que viajaba a algún individuo que habitaba en algún lugar de otro mundo, paralelo al de nosotros. No tenía la mínima idea de cuanto poder había transferido, pero si la cantidad precisa para mantenerlo con vida, pues de no haberlo hecho, quizá Odín no hubiera sobrevivido a su propia fuerza.
— O… ¿Odín? — dije, casi inaudible.
— ¡Don Anciano! ¿Dónde esta? — exclamó Odín.
— A tu derecha Odín… escúchame bien… escucha bien lo que tengo que… decirte — dije con el casi ultimo aliento de vida.

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Me concentraba entonces en ese tan esperado momento, el que al fin podría disfrutar de un mejor estatus en aquel lugar, en el que sentía casi mío, el titulo de frudikdur. Entré entonces al Ministerio, pero esta vez era totalmente diferente.
— Permítame guiarlo a la sala de pruebas, señor Odín... — dijo uno de los que allí trabajaban.
— Gracias... — le respondí con naturalidad.
— Los Guardianes generales, los miembros del consejo y el Juez Superior ya se encuentran en la sala, temprano como siempre... y los miembros representantes del Clan Noxó ya están por llegar... de allí en más, estamos casi listos por ver su presentación, mi señor... — dijo aquel tipo.
— Claro... mi presentación... — debo admitir que mi nerviosismo se agudizo mas, al escuchar la lista de “espectadores” que asistirían a la prueba.
Continuábamos caminando sin girar ni a diestra ni siniestra, el empleado me dijo que no me podía acompañar mas allá de esa puerta, pero que me deseaba éxitos y esperaba que obtuviera la cinta de frudikdur (cinta es otra forma de llamar al puesto de protector). Me despedí gratamente y las puertas se abrieron por su propia cuenta, aunque no me sorprendió.
— “Odín... el consejo se honra en presenciar tu presentación para la cinta de frudikdur... no desaproveches este intento...” — dijo Rhema’z, quien había penetrado en mi mente para desearme suerte. Ella y el grupo de frudikdurs que la acompañaban estaban sentados en lo alto del lugar, junto a los miembros del consejo y las demás entidades que había mencionado el empleado anteriormente, ella me lo había dicho también, con las ubicaciones exactas de cada persona en aquel lugar; pero de todas, la que mas me impresionaba que estuvieran allí era ella, Rhema’z.
— “...Haré mi mayor esfuerzo, Rhema’z” — le respondí. Con el paso del tiempo y de su compañía había aprendido esa técnica que ella tenía para hablar sin necesidad de emitir sonido alguno.
— “espero con ansias verte en nuestro lado Odín...”
— ¡ODÍN! Los miembros del consejo han determinado la forma en que les demostrarás que eres digno de la cinta disponible para el Clan de los frudikdurs... — recitó la Secretario del Consejo. Una mujer hermosa, según había escuchado, que me había dado clases de mondú en la Academia. — los miembros desean que ejecutes esa técnica que penetra los cuerpos y desintegra el alma... — culminó ella.
— ... — no pude expresar palabra alguna. Desde aquella ocasión, no había sido hábil para ejecutarla de nuevo.
— En orden de convertirse en frudikdur, el consejo demanda que realice tal técnica, y no escatimaremos en mas detalles, señor Odín... — explicó ahora Atlante, quien ahora se comportaba de forma mas imparcial, al parecer un puesto te hacía actuar en determinadas formas, de acuerdo a la ocasión.
— ¿es capaz de realizarlo Odín? — preguntó ahora, quien menos lo esperaba yo. Era Rhema’z quien me preguntaba.
— ... — yo continuaba sin decir nada. La pesadez de aquella petición me impedían pensar o hacer algo.
— Lo que supuse... esa técnica necesita un “reactivo”... tráiganlo... — ordenó la Secretario del Consejo.

Entonces un par de puertas se abrieron detrás de mí, quizá las mismas por donde yo había entrado.
— ... Odín... — dijo una voz que no tardé en identificar. Gire mi rostro casi inmediatamente.
— ... D-don... a-anci-ci-a... — mi sorpresa no podía ser mayor, era definitivamente su voz.
— ... Odín... — dijo el.
— Maestro... usted...
— Odín... has la técnica... — escuche entonces como un sonido de espada atravesaba su cuerpo. No podía resistirlo, era doloroso. Como algo así era permitido en el Ministerio.
— ¡NO!... ¡Deténganse! Esto... esto es... imperdonable... — yo gritaba lo mas fuerte posible, sentía miedo, pesar, dolor, todo cuanto pudiera hacer por mi maestro estaba completamente bloqueado.
— “Odín... confía en ti... no se detendrán hasta que realices la técnica” — me explicó Rhema’z.
— ¡NOOO! — grité. Entonces el mismo dolor de aquel entonces abordó mi cuerpo, pero esta vez, no sentía pena por nadie, y me dediqué a querer atacar a los miembros del Consejo, tomaba los rayos de luz con mis manos, y sentía como me lastimaban las palmas, pero el lamento de mi maestro me hacía mas fuerte, como podían los “honorables” miembros del Consejo hacer pasar a alguien por esa situación, no se supone que deba existir el dolor aquí, no en este mundo, entonces que esta mal conmigo... que esta mal con ellos. Yo gritaba exasperadamente, hasta que logré controlar el poder que surgía de mí y pude, en un solo intento golpear a la Secretario del Consejo, lo cual hizo que todo se volviera silencio total.
— ¡Bravo! Eso es lo que queríamos ver... — exclamó uno de los ancianos del Consejo. Yo estaba respirando costosamente, apenas podía mantenerme de pie, y sentía como la sangre salía por el ardor de mis manos.
— ... me parece adecuado para el puesto, con una técnica así... quizá sin este escudo yo hubiera muerto... y si el no fuera ciego... — dijo la Secretario, con la voz cortada por el susto.
— “Odín... siento mucho todo esto...” — dijo Rhema’z en mi mente.
— “Don anciano... ¿donde esta?” — le pregunté.
— “Don Anciano expiró el mismo día de tu primera transpotencialidad... esa voz que escuchaste no era nada mas que una ilusión en tu mente... creada por los miembros del Consejo... lo siento Odín...” — explicó ella llorando.
— ¡NOOO! — grité nuevamente. Las lágrimas corrían a torrentadas por mi rostro, con mis manos trataba secarlas, pero no había más remedio que continuar con ese sufrimiento. Simplemente no me podía explicar como se definía la justicia en el Reino, y si ahora yo era un frudikdur me encargaría de cambiar esas cosas, pues no quería que nadie sufriera de la misma manera que yo. Ahora era mi oportunidad para comenzar una nueva era en el Reino. “Don Anciano... su memoria... la pondré en alto... Rhema’z... nuestro sufrimiento acabará algún día... lo prometo.” Siento como mi cuerpo se abalanza contra el suelo, despierto dos meses después en el Santuario de la Luz, con una cinta en mis manos. Es verdad, ya soy un frudikdur, no fue un sueño.

FASE II - Capitulo 4 - Recuerdos en una Bola de Cristal / Su Dulce Hermano

Tomado de los archivos generales de la División de Investigación Post-Juicios del Ministerio.
Cuatro pilares sostienen las bases de la legislación en el Reino. De estas cuatro, una es divina, las demás son pilares de soporte. El pilar divino esta compuesto exclusivamente por la razón y la voluntad de El Ser. Los otros pilares son sustentados por El Ministerio, El Consejo y El Juez Supremo. En este Reino existen leyes, así como las existen en la infinidad de mundos alternos a este. Donde la suprema voluntad de El Ser gobierna sobre todas las entidades.

Para llegar al Reino, se deben completar diferentes pruebas en el mundo. Donde la vida y la muerte se cruzan y luego las entidades migran a diferentes submundos, de acuerdo a sus acciones y sus esfuerzos hechos en vida. La filosofía Mondú establece una enésima cantidad de principios fundamentales para la vida en el Reino, que han sido adoptadas como Leyes generales.
El primer principio de la ley Mondú establece que una entidad, con solo el hecho de habitar en el Reino, es considerada una entidad pura y divina, inquebrantable e incorrupta.
Mas sin embargo el segundo principio dice, que cuanto mas cerca se esta de la pureza total, la entidad adquiere mayor consciencia de si misma y busca la individualidad.
Un tercer principio, pero no menos importante asegura lo siguiente, un ser que habita en el Reino posee poder y que ese poder es convertido en energía para vivir, cuando esa energía carece de una fuente la entidad expira. Haciendo lo que se llama el efecto o ritual de transpotencialidad. Donde la energía y el poder son enviados a una nueva entidad, aleatoriamente.
El cuarto principio trata de la transpotencialidad, capacidad que creó El Ser para que esa energía y ese poder no desaparezca, más bien tengan existencia eterna.
En base a estos cuatro principios establecemos nuestra investigación de las causas de este incidente lamentable, donde los frudikdurs de los Santuarios Sagrados de Poder traicionaron las expectativas y los derechos del Ministerio y del Consejo sobre los Poderes elementales.

¬ (separador)
— Nos encontramos en la primera rotación de El Reino, donde todo comenzó. Mi nombre es Meduk, soy el frudikdur del Tiempo de esta era. Mi padre al igual que yo fue un frudikdur, y luego de las redadas de “salvación” que el Ministerio realizó hace cien años mi padre desapareció. Mi meta es conocer la causa por la cual mi padre no regresó jamás y de tratar de encontrar al culpable de esas miles de perdidas. Para lograrlo me he infiltrado en las oficinas del Ministerio como un empleado normal, ocultando mi apariencia por la de una humilde entidad de nivel 1. Quien podría sospechar de un individuo tan frágil como una entidad de ese nivel.
— ¡SEÑOR KARDUS! ¿! EN DONDE COLOCÓ EL REPORTE DE TRANSPOTENCIALIDAD DE ESTE PERIODO!? — exclamó el vice ministro de la división de protección de la energía y el poder. Un hombre completamente amargado y lleno de rabia hacia las demás personas, no explico mas detalles de el por parecerme demasiado grotesco. Kardus era mi nombre clave.
— A-aquí esta su excelencia... — musité yo, fingiendo como de costumbre, mi ineptitud.
— Las nuevas leyes prohíben que se dirija a mi en esa manera señor Kardus... exijo que desaloje mi oficina inmediatamente. — Dijo el con un aire completamente altanero ¿como pretendía que le comunicara mis reportes?
— ... — inmediatamente, así como lo había pedido, abandone la oficina. Me dirigía entonces a los archivos generales del departamento de legislación. Necesitaba encontrar una fuente confiable para conocer las verdaderas razones de las redadas de salvación. La única explicación que había tenido sobre ese evento, la había recibido por parte de aquel viejo decrepito de la oficina que abandonaba. Según el, nunca se habían dado tales redadas y que todo era un invento de las personas para asustar a aquellas entidades que se dejaban llevar por los objetivos personales. Eso no me lo creía ni en mil años.

Entonces llegué al archivo general, una puerta dorada como el sol resguardaba la entrada, por suerte para mi, mi puesto me permitía entrar en todas las bibliotecas de datos del Ministerio. Justo en ese momento apareció la luz de mi vida, mi pequeña y adorada hermana, que venía corriendo por el pasillo, exclamando mi nombre. Entonces me acerque lo suficiente a ella y la abracé tiernamente.
— Mi querida Rhema’z... cuantas veces... sabes que no debes llamarme Meduk en este lugar... — ella me miró con sus ojos brillantes, que su cabello rojo hacían resaltar.
— T-tu tampoco deberías llamarme Rhema’z hermanito... recuerda que mi nombe clave es...
— ...Ioma... lo recuerdo con exactitud... ¿vienes conmigo Ioma? NOTA: Ioma (se lee íoma)
— ¡Claro! — contestó ella enérgicamente, con esa vida que tanto la caracteriza. Solo deseo que esta búsqueda no le quite a ella su felicidad.
— ¿Qué buscaremos hoy Med... perdón... Kardus?
— Buscaremos la razón por la cual padre desapareció...
— ¿Papá?... desde cuando... ¿desapareció? — preguntó ella con la voz en un hilo por el llanto que se avecinaba.
— ¡No! ¡No quise decir desaparecer!... a lo que me refería era a porque el tuvo que viajar por tanto tiempo... — explique yo, apresurándome a secarle las enormes lagrimas.
— S-segu-ro...
— Así es... el no desapareció... solamente... salió de viaje...
Entonces entramos a una de las salas donde se encontraban los almacenes de registros de los habitantes del Reino, donde se archivaba toda la información relativa a sus vidas en el Reino y de la forma en que han expirado. Comencé a buscar por toda la biblioteca, buscando por nombres junto a mi pequeña asistente, que con la ayuda de un papel podría identificar el nombre o la letra de la persona que buscábamos. Así permanecimos por un largo rato, nunca habíamos entrado a esta sección de registros, pues habíamos dedicado los primeros años de investigación a la información de terceros, hasta que gracias a mis influencias pude entrar al Ministerio algunos meses atrás.
— ¡Eureka! — exclamé.

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— No te has olvidado de esas tristes anécdotas... ¿verdad Rhema’z? — interrumpí.
— Odín... yo... — ella entonces apagó las luces de la bola de cristal que tenía en sus manos. En ella almacenaba los recuerdos de su pasado, mas que todo los recuerdos tristes. — La nostalgia es difícil de olvidar... — dijo ella en un hilo de voz. Lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas rosadas. — dentro de este objeto... plasmo toda mi vida...
— Comprendo a la perfección... el estar solo en un mundo así...
— No sigas Odín... la reunión con los frudikdurs comenzará pronto... no podemos atrasarnos.
— Entonces vámonos... — en ese momento Rhema’z se incorporó para acompañarme a la salida, justo cuando estábamos por salir de la habitación, la tomé del brazo.
— ¿Qué sucede Odín? — interrogó Rhema’z.
— ...no deseo verte llorar mas... procura... de no mostrarme esa cara... — le dije secando las mejillas de aquella bella frudikdur.
— ...Odín... eres igual que el... — dijo ella inclinando la cabeza — ...estoy dispuesta a seguir con todo este escenario hasta el día en que podamos...
— Calla... un guardián podría escucharte... el día se acerca Rhema’z...
— Odín... la reunión esta lista... — dijo Ghenabis al entrar a la habitación. Ella era la frudikdur de Fuego. Una mujer osada, y muy reservada, que a la vez, hacia las de guardaespaldas de Rhema’z. Traía en su cintura una espada muy brillante, sin funda, simplemente apretada por un cinturón. Sus brazos estaban rodeados por cintas de colores blanco y azul, ornamento principal de los frudikdurs.
— ¿y Atlante? ¿Ya regresó Atlante del Ministerio? — preguntó Rhema’z.
— Así es y trae nuevas noticias, favorables para la causa. — explica Ghenabis.
— Las ordenes que recibió fueron las de traer con vida al primer consejero del Ministro. Este nos sabrá dar información valiosa del Foru Fayo. — expliqué y luego los tres salimos de la habitación, hacia un pasillo que llevaba hacia un gran salón, donde se encontraban reunidas cientos de entidades de El Reino. Nos encontrábamos en el Santuario de la Luz. Al subir al podio, la multitud levantaba elogios a mi y mis colegas, podía sentir su aceptación como líder. — ¡QUE COMIENCE LA BATALLA!

FASE I - Capítulo 3 - El Deseo de Ella / La Familia es Primero

— El veredicto del jurado es… culpable… — dijo el Juez Supremo. La sala se conmovió, el estallido de la incertidumbre se dejó escuchar a todo lo largo y ancho del Foru Fayo. El resto de las entidades presentes que estaban en silencio permanecían viendo el rostro del acusado, el primer frudikdur. Rhema’z no comprendía con toda exactitud que sería de su hermano ahora que había sido declarado “culpable”, sus ojos comenzaron a perder su brillo y la muchedumbre ahogaba todo intento de dialogo entre ella y su hermano.
— No temas Rhema’z… mamá estará siempre a tu lado… — dijo Meduk, su hermano. Abrazándola fuertemente antes de ser llevado por los verdugos. Mayura, su madre lo observaba de lejos, entre las personas que estaban calladas, con un rostro triste y desolado.
— ¿Qué te van a hacer? — pregunto Rhema’z, con la inocencia de la niña que era en ese momento.
— Pon mas atención… — dijo el cariñosamente —…me expulsarán del Reino hermanita… — dijo Meduk con una tristeza profunda. — mis actos no han sido los mejores, por eso ellos piensan que debo irme de este lugar…
— …ya… ¿ya no volveremos a verte?
— Si tienes confianza en ti misma, y luchas por tus ideales… quizá… solamente quizá nos volvamos a encontrar del otro lado… — respondió el secando las lagrimas que descendían por las mejillas de Rhema’z.
Ella sentía profunda tristeza, su alma estaba siendo consumida por el dolor de perder a su hermano. A pesar de las palabras de confianza que le daba el sufrimiento no cesaba.
— ¿Rhema’z?... acaso tu… — su hermano denotó algo en la mirada de Rhema’z. De repente el tiempo se congeló. Las personas que estaban en su éxtasis por el fallo del jurado dejaron de moverse, el ruido murió de golpe. Rhema’z y toda la tristeza que la rodeaba comenzó a fusionar los lazos de energía en su cuerpo, dando inicio a una transpotencialización. El Juez Supremo, notó que Meduk estaba realizando el ritual de Transpotencilidad Única Completa, donde el funcionaba como iniciador transfiriendo toda su energía al receptor, en este caso Rhema’z. El ya estaba autorizado para realizar el ritual, pues había completado sus estudios en Arte Potencia, la cual inhibe al iniciador a realizar el ritual. Por lo que no era ilegal, y antes de partir al exilio debía transpotencializar, para asegurarse que su poder no sería utilizado para otros fines fuera del Reino.
— Hermano… — fue lo ultimo que recordó Rhema’z. Luego despertó en una sala de un blanco total, iluminada desde todos los puntos. Era una habitación muy cómoda, que le hacía sentir en paz.
— Tu hermano Meduk, dejó como ultima voluntad que tomarás su puesto en el equipo de los frudikdurs, pero dado que no has completado tus estudios en Mondú, no podrás tomar su cargo hasta graduarte. Sería un honor que estudiaras en la Academia Real. El Consejo y el Ministerio ya han aprobado la orden de inscripción. —dijo un señor de ropas tan blancas como aquella habitación, con una especie de manta sobre el rostro que no dejaba ver su tez. Los vestidos eran largos y tocaban el suelo, se miraba rodeado por una especie de aura de color azul. Se trataba de un integrante del Clan Noxó, de la Élite del Reino.
— …
— ¿Tienes alguna pregunta?
— … mamá… ¿Dónde esta mi madre? — preguntó Rhema’z con una tristeza profunda.
— Ella continúa su trabajo en las oficinas del Ministerio en la Capital y esta en total acuerdo en que seas transferida a la Academia Real. — dijo el colocando su mano sobre la cabeza de Rhema’z.
— … entonces… — Rhema’z fue interrumpida por otra persona que entraba a la habitación, vestía igual que al primero. Con la excepción que no traía puesto el manto en el rostro y su aura era más pálida.
— Mi señor May… mis sinceras disculpas… traigo un reporte oficial del Ministerio… — dijo el tipo arrodillándose.
— Habla Troru… — dijo el Señor May sentándose al lado de Rhema’z.
— Son noticias en relación con esta niña y el juicio de su hermano…
— …adelante te escucho…
— “mi familia…” — pensó Rhema’z.
— Su hermano fue mandado al exilio a las doma urass y fue finalizado con éxito el ritual de transpotencialización único completo. Su hermana, es decir, la niña que usted ve, recibió toda la energía de su hermano. Su madre esta en total acuerdo en que ella…
— … ¡eh! Que eso ya lo sabía… — interrumpió el señor May bruscamente.
— ¿eh? ¿Qué ya lo sabia mi señor? (la próxima vez no me detendré donde mi madre a comer…) — respondió Troru frustrado.
— ¿ves niña? Tu futuro será glorioso…
— Mi futuro… entonces… (no volveré a ver a… Odín… ¿te llegaré a ver algún día?) — dijo ella.

¬ (separador)
Cuando el tiempo fue transcurriendo, Rhema’z y yo fuimos construyendo una solida relación, pasábamos la mayor parte del tiempo juntos y luego de graduarnos del Centro de Mondú Avanzado nuestras vidas comenzaron a tener mayor sentido entonces. Ella ocupó su puesto como frudikdur mientras yo continuaba lamiéndole los pies a los ministros para obtener siquiera una plaza en el Ministerio. Los que insistían en que mi desordenada vida escolar repercutía ahora en las condiciones para encontrar una plaza, lo que de verdad me enfadaba.
Fue entonces que conocí a Gazell, la hija menor del Juez Supremo. Un importante contacto, pensé. Nuestro encuentro había sido algo trillado, ya que yo en busca de trabajo en el Ministerio me tope con esta chica por pura casualidad. Mientras yo salía maldiciendo a un miembro del ministerio por no haberme contratado, ella iba corriendo por el pasillo, sin darse cuenta se tropezó conmigo y ambos caímos al suelo, lo que no podía creer era la imponente fuerza de aquella chica. Me golpeó tan fuerte que por un momento me sentí volar. Desde entonces había crecido una excelente amistad, al grado que me invitaba a comer a su casa y también conocí a otros frudikdurs, ella también era parte del equipo. Y ella se había hecho amiga de Rhema’z y me daba de vez en cuando, noticias de ella, ya que estaba en un lugar muy retirado de la capital, donde cumplía sus funciones como frudikdur.
Por lo que no miraba tan seguido a Rhema’z, ya que ella pasaba en custodia del poder “El Tiempo”, una pieza crucial del Reino. Su hermano había ejercido ese lugar por más de quinientos años, hasta el día de aquel incidente. Yo sabía perfectamente que ella sufría por dentro, y que derramaba lágrimas por su hermano y su madre.
— De nuevo pensando en ella ¿no? — era Gazell que me interrumpía.
— …eh… si… me pregunto… ¿como le estará yendo en el Santuario? — contesté sin quitar la mirada de la pintura en la pared.
— ¿y como mas? Me imagino que bien, mi padre me cuenta que ella hace un excelente trabajo como frudikdur. Por cierto… me dijo mi padre que deseaba conocerte… luego de aquella noche en que casi destruyes nuestra casa… quedó muy sorprendido en ver como emanaba tu poder… — dijo ella entregándome una carta.
— ¿para mí?
— Así es… ¿recuerdas la conversación de aquella vez? Pues lo hable con mi padre… dice que quiere que hagas una especie de prueba, lo demás lo lees en la carta… si apruebas… podrás verla de nuevo… — me explicó Gazell con una cara muy insinuante.
— ¡Vaya! Esto es increíble… ¿Cómo te podré agradecer?
— Por los momentos considéralo como un pequeño regalo de mi parte… te lo debo ya que me ayudaste a ir al Santuario de Truhf… — dijo ella sonrojándose, Thruf era un frudikdur también. Ella era muy buena amiga de ese muchacho, al cual yo consideraba un enclenque.
— ¿Por qué pones esa cara cuando hablas de el? Pareciera que tu y el… — dije yo tratando de molestarla.
— ¡CALLATE!... — dijo ella retirándose de la habitación.
Entonces me dispuse a leer la carta. En la cual el Juez Supremo me pedía ir a la capital a hacer una serie de pruebas para obtener una plaza en la Orden de frudikdurs. Tenía que llevar mis certificados tanto de la Academia Mondú del Ministerio y del Centro de Mondú Avanzado. Además de cómo ultimo requisito para hacer la prueba, me pedía llevar recomendaciones personales de dos archanyijis, una entidad divina y un ministro o secretario del Ministerio. Entonces sabía que tenía que mover mis contactos, que había obtenido en todos estos años.
— Escuche que el Juez Supremo te pidió ir a una prueba, Odín “el inferior”… — dijo Atlante al entrar a la habitación. — por cierto… ¿porque iba corriendo Gazell? ¿La sigues molestando con ese asunto del “pupilo” ese?
— Lo de la prueba es cierto mi señor Atlante, al igual que lo segundo que dijo… — le conteste, con algo de indiferencia pues me molestaba que a todos nos pusiera apodos.
— Muy bien… ya era hora que emitieran la orden del nuevo frudikdur… me estaba aburriendo de que “la engreída” Rhema’z se hiciera cargo de tantas cosas…
— ¡¿Que?! ¿Como la llamo? — me sobresalte.
— ¡Calma, muchacho! Recuerda que mientras no seas de mi mismo rango, no puedes hablarme en ese tono. Además, yo digo la verdad sobre los demás.
— Le aseguro mi señor Atlante que pronto estaré sobre su nivel si es posible… — entonces abandone la habitación.
— Eso estará por verse “inferior” Odín…
Sabía que mi destino estaba en la Orden de frudikdurs, sabía que debía estar nuevamente junto a Rhema’z y protegerla. De no ser así mi vida no tendría sentido alguno.

¬ (separador)
— Mi madre expiró Odín… pero ya no soy capaz de sentir tristeza alguna… — me dijo ella. Lo recuerdo como si fuera ayer, cada vez que ella se deprimía recordaba esa escena. Era como si todo mi ser se entristeciera junto con ella. A pesar de la maravillosa mañana que amanecía, nos sentíamos profundamente tristes.
— … puedo sentir tu tristeza Rhema’z… — le contesté.
— ¿Odín?... dime algo… — dijo ella al voltear su rostro hacia mí.
— ¿Que es? — le dije abrazándola.
— …¿volveré a verlos algún día? — preguntó ella mientras tomaba mis manos.
— Recuerda las palabras de tu hermano… debes tener persistencia en querer verlos de nuevo… yo podría ayudarte en eso…
— ¿Cómo?
— Tu madre ha expirado… tu hermano fue mandado al exilio… mas no hay diferencia entre ambos caminos… ya que los seres van a parar al mismo lugar si expiran o si son expulsados… es el mundo… — le respondí acariciando su cabello.
— Pero nuestras fuerzas son tan grandes que pasarían diez millones de años y no expirarían nuestras almas…
— No debemos esperar tanto tiempo para ir al mundo…
— ¿Qué podríamos hacer entonces?
— Debemos hacer lo mismo que tu hermano…
— No… es demasiado arriesgado…
— Pero es la única salida…
— No… lo he estado pensando… podríamos utilizar la transpotencialidad para migrar al mundo. Al desgastar nuestros poderes, vendría la expiración…
— Es demasiado arriesgado, pero si hay otra forma, que nos beneficiaria a todos… pero necesitaríamos la ayuda de los demás frudikdurs…
— ¿en que piensas? — dijo ella levantándose de la cama.
— Pienso en tomar el poder Rhema’z… el poder que tanto protegemos pero que no podemos usar… si los usamos todos a la vez podremos llegar a ser tan poderosos como el mismísimo Ser… — exclamé. Ella tapó mi boca con sus manos.
— ¡calla! ¡Que te pueden oír los guardianes! — me reclamó — el usar el poder esta prohibido para nosotros los frudikdurs, y tu lo sabes muy bien.
— No solamente me refiero a usar el poder para salir del Reino Rhema’z… hablo de usarlo para cambiar las cosas aquí… ya me cansé de tantos niveles que han inventado entre todas los seres… me cansé que no podamos usar ese poder para el bien de todos… sabes bien que solo unos pocos se están beneficiando de los poderes que tanto protegemos tu, yo y los demás. — ella entonces permaneció en silencio, examinando mis argumentos.
— …quizá tienes razón… he sido muy egoísta… pero debemos pensarlo muy bien Odín… recuerda que el querer ser igual a la Máxima Potencia es el mayor de los crímenes…
— No te preocupes… mientras mantengamos nuestras convicciones, ni el mismísimo Ser podrá detenernos… y te prometo que volverás a ver a Meduk y tu madre Mayura…
— Estoy contigo en todo Odín… mientras busquemos el bien de todas las entidades del Reino…
En ese momento supe, que nuestro objetivo ya no sería ser simples protectores, sino que seríamos agentes de cambio en todo el entorno del Reino, y que nadie podría detenernos, no hasta que yo logrará borrar la tristeza del rostro de Rhema’z, ya que estando en el Reino, no debía existir esa tristeza. No descansaría hasta hacerla feliz.

Detalle de Inspección # 002
Por: Eginus Maxel-Ivrid, Segundo Contralor del Ministerio.
División de Investigación Post-Juicios.
Delito # 2 Encontrado:
Conspiración en contra del Ministerio y las entidades subsidiarias de esta institución.
Conclusión: El argumento de conspiración se apega a los deseos individuales de estas entidades divinas, que queriendo aprovecharse de su estatus, planean obtener el poder prohibido y cambiar a su voluntad el ciclo del Reino. Lo que se considera un delito Mayor.

FASE I - Capítulo 2 - Mi Corazón Late Por Tí / La Pintura De La Luna

El comienzo de un nuevo día, la esperanza de una nueva oportunidad de vivir había renacido junto a la luz matutina del sol. Mi cuerpo yacía en el suelo, por razones que no me podía explicar sentía las palpitaciones de mi corazón en todo el cuerpo, cual bomba que no descansaba. Era el fin de la ronda de entrenamientos en el Centro de Mondú Avanzado para Entidades Divinas. Mis maestros y compañeros me habían abandonado en aquel escenario, donde hacía unas horas me había vencido, un imponente contrincante. Y es que pensar que uno puede ser mejor que los demás es algo muy estúpido y de verdad arrogante. Pero mas humillante aun, es levantarse luego de una derrota, la cual has perdido sin ningún esfuerzo de tu parte, no me di por vencido, sino que no tuve siquiera la oportunidad de contra atacar, esa compañera había sido tan ruda y certera conmigo que no tuve mas que dejarme caer en el suelo. No di lo mejor de mi.
¡Inutil! ¡Pesimo! ¡Lamentable! Era todo lo que recorría mi mente, era todo lo que maltrataba mis pensamientos, el sentirme totalmente vulnerable e indefenso ante aquella situación era totalmente inevitable y simplemente intolerable.
— Me duele todo el… cuer-po… — me lamentaba.
— ¿Necesitas ayuda? — me dijo una voz melódica, de quien se trataba no tenía la minima idea. Sus cabellos llegaban a rozar mi cabeza, el viento matutino los movía y me acariciaba. Su voz penetró en mi cerebro y resonaba como un eco infinito. — …te pregunté si necesitabas ayuda…
— …eh… se me hace casi imposible respirar… no se si pueda moverme por mi propia cuenta… — le respondí sutilmente.
— Un ataque de ese nivel te pudo haber dejado en ese estado, es increíble, sinceramente increíble. No entiendo como alumnos como tú pueden entrar aun a esta Academia… tienes muy poco potencial…
— ¡TU! — exclamé al reconocer su voz, ella era la chica que me había vencido hacía algunas horas, esa criatura abominable había reaparecido en la escena del crimen, había regresado para restregarme el orgullo y demostrarme nuevamente que me había derrotado, con el mínimo esfuerzo.
— Si, soy yo… sentí remordimiento de dejarte así y que por tu “estado crítico” cancelarán el resto de la practica, la cual había esperado durante semanas… pero siempre hay chicos tan obstinados y orgullosos que piensan ser mejor que los demás, asi como tu… simplemente no lo soporto y te vencí para que les quede muy en claro que… — ella continuaba hablando, era como una de esas cajitas de sorpresas, por momentos se volvía totalmente sensible, y luego explotaba contra los “orgullosos”, de quienes tanto se quejaba y dentro de los que me clasificaba a mi.
— Ya estoy mejor… tienes mucho poder… si eso es lo que querías escuchar… — le dije levantándome muy cuidadosamente.
— (…) — ella quedó en silencio, y se mantuvo así durante un largo rato. Al cabo que yo me aburrí y me retiré. — ¡Espera! ¿A dónde crees que vas?
— Necesito asistir a mis clases… si ya terminaste tu venganza contra mi…
— No creas que te liberarás tan fácil de mi… te conozco bien… eres ese chico del que todo el mundo habla — comenzó a imitar la manera de hablar de algunos de los instructores — “véanlo, es de el del que deben de aprender” “¡Es casi un profesional!” “¡si mis hijos fueran tan buenos estudiantes como tu!” “Odín será el líder del Consejo Estudiantil”… patrañas… todo ese ego se acabo, Odín… — dijo ella muy emocionada y al mencionar mi nombre casi deletreando, con un tono totalmente frío.
— Eres una persona muy exagerada… nadie habla así de mi…
— Es porque tu “super” personalidad no te deja ver la realidad… no vives en una burbuja, Odín…
— ¡Bueno, creo que ya me criticaste lo suficiente! ¿Qué hay de ti?
— ¿Qué sucede conmigo?
— Hablas de tener un super ego y lo único que has hecho es venir a burlarte de mi derrota, dime… ¿Quién es la vanidosa y orgullosa ahora? — dulce venganza, la había destrozado con esa pregunta.
— (…) tienes razón… soy un monstruo igual a ti… no tengo perdón de mi misma…
— Calma… no te tomes las cosas tan a pecho… dime… acaso ¿ahora no estamos en la misma situación? — le dije yo bajando el tono de mi voz, para escucharme mas tranquilo. Ahora yo tenía el control de la conversación.
— Pues… podría decir que si… en todo caso… te di una lección… — dijo ella.
— Oye… al menos… ¿podría saber cual es el nombre de quien me venció?
— Ya lo has de saber… perdón… olvidaba que tu no hablas con ninguno de tus compañeros… y te comportas estúpidamente como si fueras el único… me llamo Rhema´z… — en el instante en que me tomó la mano sentí como el tiempo se congelaba, y el curso de todo lo demás dejó de fluir, de pronto todo comenzó a tener un nuevo significado.
— …Rhe… Rhema’z… — me quedé en blanco.
— ¿Por qué haces cara de tonto? — dijo ella empujándome la cabeza con un dedo. Yo continuaba perplejo. — ¿Oye? ¿estas allí?
— ¡TU! Como te presentas así… ¿por qué de repente te vuelves tan fresca?
— ¿qué? Agradece que por lo menos, me he tomado la delicadeza de venir a ver como estabas, me entristeció que no te hubieran venido a auxiliar… ¡ajá! ¿Ves ahora la consecuencia de no tener amigos? — aunque Rhema’z tenía toda la razón; me habían dejado en aquel campo abandonado, sin auxilio ni ayuda. Dolía.
— Me cuesta creer que pienses de esa forma… pareciera que me conoces mucho….
— …bueno… te he estado observando un buen tiempo…
— ¿me observabas? — no sabía en realidad en que pensar, o que decir.
— ¿quieres que te ayude a levantarte? — preguntó ella.
— Tu eres…

¬ (separador)
Caminaba hacia el aula en donde recibiría mi primera clase sobre Mondú, la verdad iba muy tarde, pues apenas llevaba unos días en la Academia. Mis primeros días en ese lugar no eran de lo mas agradables, pues luego de lo del incidente y con que era un alumno ciego. La gente murmuraba al verme pasar, cosas como “…míralo, el sobrevivió…” o “…mi padre dice que es un criminal…”
Los pocos días desde mi llegada me habían parecido muy duros, pues después de haberme, prácticamente, arrastrado para llegar hasta ese lugar. La gente me trataba de cierta forma especial, y yo realmente odiaba eso en aquel momento, pensaba que lo hacían por lastima. A menos hasta que conocí a esa persona.
— ¿Estas perdido? — dijo ella.
— …s-si… pero ya me estoy acostumbrando a este lugar… no necesito…
— Claro que necesitas ayuda, estas ciego… ¿como te atreves a andar por estos pasillos solo? No te preocupes, ya tengo algunos meses de estar aquí… ¿me dejas llevarte a tu salón? — dijo aquella dulce chica.
— …s-si…
Mientras caminábamos con el tiempo en mi contra y ella tomandome de la mano, me daba jalones para que me apresurará.
— Oye… espera… recuerda que no puedo ver por donde voy…
— Calma… ya casi llegamos…
— ¿Al salón de clases? Porque me parece que ya hubiéramos llegado, desde hace un buen rato…
— No, no te llevo para el aula… ya llegaste tarde… vamos a ver otra cosa, algo que por ser nuevo aquí, tienes que experimentar…
— Me meteré en problemas…
— ¡Listo! Aquí es… dame tu mano… — tomó entonces la mano y la colocó en la pared, podía sentir las diferentes texturas, los planos y las pequeñas elevaciones en la pared.
— ¿Qué es esto? — le pregunté, sintiéndome ansioso.
— Es la pintura mas hermosa que existe, todos la llamamos La Luna… si tocas por aquí, sentirás que esta en cuarto menguante… y por aquí sentiras las figuras de dos personas observando la luna, ahora si continuamos podras llegar a sentir como se dibujo el viento en la pintura, estos son los arboles… — me sentía tan en paz con esa sensación en las manos, sentir las texturas las formas me hacían pensar que podía ver de nuevo.
— Es sensacional…
— Sabia que te gustaría… ahora debo retirarme… se me hace tarde… me encanto venir a “observar” la pintura contigo… ¿como te llamas?
— Me llamo Odín… — le extendí la mano. Ella me dio un calido abrazo.
— Me llamo Rhema’z… — se acerco a mi oído y susurró — no eres el único que esta solo aquí… — el tiempo se detuvo, ella movió todo mi mundo. Pero desde ese momento hasta ahora, no volví a tener noticias de ella.

¬ (separador)
— …tu eres… — me quedé en silencio al recibir su abrazo.
— Si… Odín… soy Rhema’z… la misma que te ayudó a "sentir" la pintura de La Luna ese día… no volví a verte ya que fui transferida a la Academia Real… y quise volver a contigo… luego me encontré con que te habías vuelto el chico mas engreído y buscapleitos de la Academia… no me lo creía… hasta que te derroté… — ella se hecho a reir dulcemente.
— Rhema’z… pensé que no volvería a saber de ti…
— Descuida… esta vez me quedaré a tu lado… — me abrazó.

FASE I - Capitulo 1 - Lagrimas que no deben existir / La primera transpotencialización

Como si el sol brillara por primera vez, sentí su cálido abrazo sobre mi piel, el carruaje continuaba su marcha hasta la Colina Marek, lugar en el cual se encontraba la Academia de Mondú del Ministerio. Mi tutor y yo nos trasladábamos desde la Ciudad de Plata del Reino, donde había pasado la mayor parte de mi infancia y algunos años de mi adolescencia. Un lugar que iba a extrañar. Desde la salida del sol hasta que se despedía del día y daba paso a la noche. Sinceramente me haría tanta falta aquella brisa nocturna, las tardes en que pasaba en las copas de los arboles haciendo nada mas que disfrutar de los rayos del sol acariciando mi piel, sin preocupaciones, sin nada que me atemorizara. Esos días habían llegado a su fin.
- ¿Odín? — me interrumpió mi tutor. El señor Maclaus Será, un hombre honorable, paciente y con una pipa vieja en la boca, exhalaba de vez en cuando el humo en mi rostro, molestándome hasta el cansancio. La edad le había convertido en un hombre solitario, por lo que mi compañía le parecía muy grata.
- Mande…
- Te noto… muy distraído ¿sucede algo?
- No me siento cómodo… usted me ha dicho que en ese lugar estudian los hijos de los ministros y de las élites del Reino… así que no tengo cabida en ese lugar…
- ¿Desde cuando eres tan humilde Odín? — Maclaus no me creía.
- Todos podemos serlo de vez en cuando ¿no? — al ver su cara de incredulidad me irrité.
- ¿Ves? La humildad no es tu virtud… — se echó a reír mientras fumaba su pipa.
El carruaje comenzó a moverse mas bruscamente, habíamos dejado los caminos nuevos y se adentraba a una zona totalmente diferente, a pesar de los verdes pastizales, el camino tenía muchos baches y tenía suerte cuando no me golpeaba la cabeza contra las paredes del carruaje, mientras mi tutor se mantenía sereno, como de costumbre.
- Llevamos horas en este camino.
- Ten paciencia pronto llegaremos ¿ves aquella colina mas alta que las otras? — me dijo el para calmarme.
- Si… aún esta lejos…
- Bueno la Academia no queda allí… en ese lugar pasaremos la noche… aún nos quedan dos días de viaje… —una risotada mas sonora que las anteriores.
- Usted… — su sarcasmo me colmaba la paciencia.
Aunque disfrutaba de la presencia de aquel anciano, y me divertían sus historias, había algo en el que me atemorizaba. Pero lo miraba como a un padre, pues me había criado desde pequeño. Había sido la única familia que conocía y la única persona que velaba por mí.
- ¿Por qué estas llorando Odín? — me preguntó.
- Yo jamás lloro Don Anciano… — le respondí limpiando mi cara, esa era mi expresión hacía el cuando me preguntaba lo mismo.
- Es el polvo ¿cierto?
- Así es… este condenado carruaje es una aspiradora con ruedas…
- Sería ilógico que lloraras… — me dijo entregándome un paquete. Sus palabras me quedaron haciendo ecos en la cabeza, mientras sostenía aquel viejo paquete, que parecía contener libros o algo por el estilo.
- Detesto la lectura… usted lo sabe… llorar… (ptss) que invento el suyo. ¿Qué es esto?
- Un regalo de mi parte…
- ¿desde cuando me regala cosas de la nada? Hasta ahora no había sido más que aquella bufanda con moho para la celebración del Jubileo de Otoño…
- ¡Malagradecido! Es algo que necesitaras en donde vas a estudiar… pero si no lo quieres… ¡hecha para acá! — dijo queriendo quitarme el libro de las manos.
- ¡Ni lo sueñe! Ahora es mío… y puede que me sirva de almohada…
- ¿Vas a preguntarme que es ese libro o no?
- Don Anciano, ya tendré tiempo para leerlo… quizá algún día…
Entonces el carruaje frenó repentinamente, haciéndome tirar el libro al aire y mi tutor cayó de su asiento, lo que me causó mucha gracia. Luego nos incorporamos para ver que había sucedido.
- Los caminos a la Academia están bloqueados, por favor regresen por donde vinieron. No queremos problemas. — al escuchar esto mi tutor salió del carruaje, obligándome a quedarme dentro y que no saliera, el muy viejo quería hacerse el héroe.
- Perdonen que me entrometa, pero debemos llegar a la Academia a mas tardar esta noche o mi protegido no podrá asistir a su curso de iniciación, y hemos esperado años para que autorizaran su entrada a dicho lugar.
- No es nuestro problema anciano… he dicho que los caminos están bloqueados y no podemos permitirles pasar… no en estos momentos, no queremos problemas con el Consejo. — dijo un tipo con ropas blancas, cubierto desde los pies, hasta la cabeza, solo dejaba ver sus ojos. Yo espiaba desde una pequeña ventana del carruaje.
- ¿El consejo ha dicho? — interrogó mi tutor.
- No debe explicarle mas… ordene al chofer que retorne a Ciudad de Plata de inmediato… — dijo el mismo tipo con tono mas fuerte.
- ¿Cómo sabe que venimos de ese lugar? — preguntó mi tutor.
- No se lo diré… simplemente regrese…
- No puedo seguir sus órdenes, tengo permiso firmado por el Ministro…
Mi tutor guardo silencio. No escuché nada más. A nadie moverse, a nadie hablar. Por un largo lapso de tiempo el exterior de la cabina quedó en súbito silencio. Me preocupe. Quise abrir la puerta pero estaba con llave desde el exterior. Pasaban los minutos y seguía sin escuchar palabra alguna.
- Entrégame el libro… — escuché una voz detrás de mi. Lo que me hizo quedarme congelado y sin voz. —…he dicho que me entregues el libro muchacho…
- ¿D-dónde está… mi… tutor? — pregunté queriendo voltear mi rostro.
- Yo en tu lugar me quedaría quieto muchacho… dime donde… ¿Dónde esta el libro de ese anciano?
- No… donde esta… ¿Dónde esta mi maestro? — interrogué. Un sonido sordo y una luz que me segaron destruyeron al carruaje.

Escuchaba voces gritando desesperadamente, cosas como “chico quítate” o “¿Quién demonios es?”, mas la voz de mi tutor no aparecía en ningún lado, mi vista estaba cegada. La oscuridad se mostraba ante mí, con su negra capa. Solo escuchaba cosas, que me desesperaban.
- ¡DON ANCIANO! ¿Dónde esta? ¿Por qué no puedo ver nada? — grité desesperadamente.
- Mi camino a tu lado ha llegado a su fin, mi querido Odín. Desde hoy en adelante seguirás el camino por tu cuenta. Estos hombres me han prohibido continuar en el Reino, solo trata de sobrevivir… — dijo mi tutor.
- ¡MATENLO! — exclamó uno de los hombres que estaban afuera de el carruaje, ahora me encontraba de rodillas, tocando la tierra con mis manos. Y por toda esa conmoción lágrimas comenzaron a caer de mis ojos ciegos. Lloré sin consuelo, mientras aquellos individuos se disponían a matarme.
- …no se los permitiré… — dije en voz baja. Me incorporé y respire profundamente, aunque no miraba podía escuchar claramente sus pasos, se acercaban velozmente hacía mi. Sentí un valor increíble y miles de vibraciones comenzaron a recorrer mi cuerpo, era una sensación de éxtasis, tal y como mi querido Don Anciano me lo había explicado.

- Cuando tu cuerpo no es capaz de contener más energía, sucede algo totalmente increíble Odín… — me explicaba mi tutor, Don Anciano, con la misma paciencia de siempre.
- ¿Qué es lo que sucede Don Anciano? — estaba muy joven entonces.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así? En fin… existe algo llamado transpotencialidad… tu cuerpo emite tanta energía que no puede contenerla, el hecho de mantenerla en tu cuerpo sería algo meramente tonto, entonces se activa algo llamado Principio de Transpotencialidad, y parte de ese poder se transfiere a alguien mas.
- ¿Y quién recibe ese poder?
- Nadie lo sabe jamás… es algo secreto y totalmente aleatorio… solo las esferas pueden conocer quien lo recibe…
- Y si… ¿Qué pasa si no se hace transpotencialidad?
- Si un ser no hace transpotencialidad es absorbido por ese poder, su alma se consume y se funde con el poder… su cuerpo desaparece pero el poder queda vagando en alguna parte… es mas complicado… es mejor dejar el cuerpo hacer su transpotencialidad, en lugar de evitarlo…
- ¿podré llegar a hacer eso algún día?
- Solamente si te dedicas a buscar tu fuerza interior y desarrolles la fuerza de tu alma… y cuando tu cuerpo comience a derramar lagrimas sin sentido, es señal segura de que estas pronto a hacer transpotencialidad…

“La fuerza de mi alma”, es esto que estoy sintiendo. He perdido a mi maestro seguramente, ha de haber sido vencido por estos tipos, pero si el decidió que ir a esa Academia era lo adecuado, tengo que llegar allí a toda costa. Maestro, tutor, padre, amigo… tu significaste todo eso Don Anciano, por eso… mi cuerpo esta llamando al poder de su alma ahora… es tiempo de hacer trasnpotencialidad. Las lágrimas de mis ojos ciegos lo desean, me están invitando a fusionar mi poder con mi alma. Ya no me es posible contener más energía. ¿Por qué no puedo dejar de llorar? Siento todas estas emociones ahora, debo llegar a la Academia, sin importar quien me lo pueda evitar, mi maestro deseo para mi ese camino, fue su sueño desde que me instruyó. Por eso, no puedo decepcionarlo ahora, el viejo sabía que me tocaría migrar mis poderes pronto para que no muriera por causa de tal poder, no pudo decírmelo. Supongo que esta es su última lección. Más lagrimas…
- ¡Lo siento! No permitiré que me maten, simplemente no es mi hora aun.
Extrañas palabras comenzaron a sonar en mi cabeza, en un idioma que nunca había escuchado, se apegaba mucho a las descripciones que me había dado mi tutor, ese momento había llegado. La primera vez… esta era sin duda el despertar de mis poderes, sentía mi cuerpo a reventar, tenia que expulsar ese poder que me sobraba en aquel momento. Las lágrimas dejaron de correr. El camino quedo en silencia nuevamente. Sentía mi cuerpo pesado y mis ojos seguían ciegos. Entonces, pensé, perdí el sentido de la vista a cambio de este poder… deje que tomara parte de mi cuerpo. Debí haber sido más rápido.
- O… ¿Odín? — dijo mi maestro, casi inaudible.
- ¡Don Anciano! ¿Dónde esta? — exclamé.
- A tu derecha Odín… escúchame bien… escucha bien lo que tengo que… decirte — dijo el con apenas aliento.
- Maestro… yo se que me va a dejar solo ahora… — dije yo mientras tropezaba para llegar hasta el.
- Si, sin duda esta es mi ultima lección, y por eso, debo explicarte lo ultimo… hoy lograste una transpotencialización que mató a estos individuos, quizá estabas tan conectado a mi, que mi propia muerte hizo que liberaras tanto poder… fue maravilloso verte con todo ese poder liberado…
- … — me había quedado sin habla.
- …nunca dejes que el poder te consuma… has perdido la vista en tu intento de transpotencialidad, ahora bien… muchos tratarán de buscarte por lo que has hecho, ya que… debías haber sido autorizado para hacer la transpotencialización. Recuerda esto, Odín Gradkes, nunca dejes que el poder corrompa tu mente ni tu alma, por que ese día será el comienzo de tu fin… eres fuerte… ya no debes derramar mas lagrimas…
- ¡Don Anciano! ¿qué será de mi ahora? No me abandone…
- Tu no lo ves… pero mi cuerpo se esta desintegrando en estos momentos, mi hora ha llegado, y debo regresar al Flujo de la Vida… usa bien tu poder Odín… — fueron las ultimas palabras de mi tutor. Don Anciano se había ido de El Reino, así como había perdido la visión, ahora me tocaba llegar a la Academia. ¿Debería dejar estas malditas lagrimas fluir por mas tiempo?

Detalle de Inspección # 001
Por: Eginus Maxel-Ivrid, Segundo Contralor del Ministerio.
División de Investigación Post-Juicios.
Delito # 1 Encontrado:
Transpotencialización sin autorización del Consejo o de Ministro respectivo.
Conclusión: el sujeto realizo el Ritual de Transpotencialización sin haber pasado el examen de Arte Potencia, requerimiento obligatorio del Consejo y del Ministerio, aunque su situación ameritaba un permiso especial, ya que en casos de emergencia se permite el ritual. Aun no se ha descubierto el Receptor de la transpotencialización.

Introducción

Al Principio El Ser creó poderes, estos poderes fueron llamados Elementos, a los que El Ser dividió en cinco, y los llamó uno a uno, La Luz, El Agua, El Aire, El Fuego y La Tierra. Estos poderes representan el centro de la filosofía Mondú, donde se establecen como el principal ingrediente para hacer posible la vida. Toda sabiduría y todo conocimiento están basados en estos elementos, permitiendo a las razas vivir en armonía. Pero las mentes de los seres son débiles y se corrompen con facilidad al probar un poco de este poder ancestral, por eso El Ser bloqueó y restringió el acceso a estos elementos. Mas la voluntad del hombre es fuerte y su necedad puede hacer que El Ser desate su ira. La filosofía Mondú establece las reglas de El Reino, domina sobre cualquier otra fuente de conocimiento.

…Durante milenios los cielos han estado en profunda calma, hay paz entre hombres y El Ser. El flujo de la vida sigue su infinita carrera, trayendo y llevando almas al Reino. Mas a pesar de los esfuerzos de El ser y sus aliados, se han desatado incontables actos de vandalismo en los interiores del Reino. Si todo marcha bien en la casa de El Ser, todo estará bien en la tierra de los hombres, mas sin embargo, cuando la peste de la maldad invade al Reino de El Ser, la calamidad caerá sobre los hombres… se dice de una criatura que nació en la bondad de El Ser, que comió de su mano y se vistió con sus mantos, y traicionó las buenas intenciones de su señor. Esta criatura traerá desgracia a vivos y muertos, esta criatura querrá despojar a El Ser de su Reino, querrá gobernar sobre los hombres, cegado por la injusticia y sus deseos personales. Misericordia a los hombres en su tierra, paz en el Reino…
Fragmento del Libro “Memorias de un Heroe”
Escrito anónimo del primer ciclo del Reino.

El Reino explicado por Odín
Durante siglos pensé que todo en este lugar estaba bien, siempre le fui fiel a los líderes, mas no me siento feliz. Cuando llegué aquí me dijeron que todo era armonía, que todo estaría bien, que no debía preocuparme, pero con el paso de los años, después que el sol cansó mis ojos y la luna ilumino mis lágrimas, me di cuenta que nada estaba bien, pues no se suponía que debía llorar en ese lugar.
Este lugar tiene un nombre que todos saben, se llama El Reino, y es gobernado por diferentes entidades e individuos, muchos de ellos gozan de lugares privilegiados. ¿porqué?
El Reino es gobernado por entidades llamadas “Esferas”, las esferas representan las máximas autoridades y tomadores de decisiones, las Esferas se componen de tres grupos dominantes, los mas bajos lo forman el Clan Noxo, los siguientes son los miembros del Consejo, sobre ellos está el Juez Supremo y sobre todos ellos El Ser, el inaccesible. Bajo las Esferas se encuentran los “Rangos”, formados por dos niveles: los primeros son los Protectores, seres elegidos por el Consejo para proteger los poderes del Reino. Los segundos, están un nivel sobre los Protectores, estos son los Guardianes. Son seres de la élite y que tienen comunicación directa con el Consejo. La tercer entidad dominante son las “Casas” o “Zonas” que se dividen en dos grupos, los mas superiores son los Ministros y Secretarios, seres que trabajan para el Ministerio. Los otros son las Entidades Divinas, seres “especiales” con ciertos privilegios. Los “niveles” son las razas menos privilegiadas, se conforman en un total de diez. Son los únicos seres sin autoridad y que se rigen por las leyes de El Reino, seres sin voluntad propia más que servir a las exigencias de El Ser. Todas estas entidades viven e interactúan en El Reino, sujetas a reglas que el Consejo y el Ministerio regulan. El Ministerio es la principal entidad, donde se controlan las diferentes actividades y esta bajo la administración directa del Consejo.
Yo, soy Odín, me quitaron mi apellido al convertirme en Protector, mis obligaciones son las de líder de los Protectores y mantener a salvo el elemento de la Luz. Todo con el objetivo de mantener la paz y la armonía en El Reino, por la voluntad de El Ser.
El Reino vive y prospera gracias a la pureza de los elementos que le conforman, cada elemento es resguardado por un protector. Somos en total siete. Cada uno cuenta con un Monumento, donde descansa la fuerza que hace vivir a cada elemento. Nuestra única función como he venido diciendo es de “cuidar” de dicho elemento. Aunque el poder que emanan los elementos es maravilloso, no podemos tener acceso a el. Solo existe una forma de manipularlo, y esa manera de hacerlo nos obliga a dejar de ser protectores. Los elementos contienen tal poder que hacen de El Ser el gobernante de todo El Reino. He pensado demasiado en ese poder, un Guardián podría infiltrarse en mi mente, debo enfocarme en algo mas.

…mas el tiempo de armonía se verá arrebatado por una era de oscuridad y de injusticia, donde los inferiores serán sometidos a regímenes incongruentes e insensatos y eso significará grandes lamentaciones en El Reino. Y si mirasen por el atardecer hacia la colina…
Corte del Libro “Magnebiku”
Bajo la potestad del Clan Noxo.

Informe de Investigación # 0002-Parte 1
Por: Eginus Maxel-Ivrid, Segundo Contralor del Ministerio.
Division de Investigación Post-Juicios.

A partir de estas líneas se trata de aclarar el principio de toda la guerra que se desató. Desde las altas esferas de El Reino, hasta los niveles mas bajos. Las palabras descritas en este resumen de la historia, son las propias del mayor de los conspiradores. El fundamento para tal investigación es comprobar si en realidad se hizo justicia en este juicio. Trataré de adaptar los diálogos descritos en las diferentes fases para que el lector plantee su punto de vista sobre las acciones de los “enjuiciados” y las acciones que el Consejo y el Ministerio tomaron para con ellos. Han pasado ya mil años desde ese día, en que El Reino dejó de brillar. El resultado del informe se presentará a los Consejeros Uno y Dos, Matusalemm Hebreb y Cornelio Madrelium.