9 ago 2008

FASE I - Capitulo 1 - Lagrimas que no deben existir / La primera transpotencialización

Como si el sol brillara por primera vez, sentí su cálido abrazo sobre mi piel, el carruaje continuaba su marcha hasta la Colina Marek, lugar en el cual se encontraba la Academia de Mondú del Ministerio. Mi tutor y yo nos trasladábamos desde la Ciudad de Plata del Reino, donde había pasado la mayor parte de mi infancia y algunos años de mi adolescencia. Un lugar que iba a extrañar. Desde la salida del sol hasta que se despedía del día y daba paso a la noche. Sinceramente me haría tanta falta aquella brisa nocturna, las tardes en que pasaba en las copas de los arboles haciendo nada mas que disfrutar de los rayos del sol acariciando mi piel, sin preocupaciones, sin nada que me atemorizara. Esos días habían llegado a su fin.
- ¿Odín? — me interrumpió mi tutor. El señor Maclaus Será, un hombre honorable, paciente y con una pipa vieja en la boca, exhalaba de vez en cuando el humo en mi rostro, molestándome hasta el cansancio. La edad le había convertido en un hombre solitario, por lo que mi compañía le parecía muy grata.
- Mande…
- Te noto… muy distraído ¿sucede algo?
- No me siento cómodo… usted me ha dicho que en ese lugar estudian los hijos de los ministros y de las élites del Reino… así que no tengo cabida en ese lugar…
- ¿Desde cuando eres tan humilde Odín? — Maclaus no me creía.
- Todos podemos serlo de vez en cuando ¿no? — al ver su cara de incredulidad me irrité.
- ¿Ves? La humildad no es tu virtud… — se echó a reír mientras fumaba su pipa.
El carruaje comenzó a moverse mas bruscamente, habíamos dejado los caminos nuevos y se adentraba a una zona totalmente diferente, a pesar de los verdes pastizales, el camino tenía muchos baches y tenía suerte cuando no me golpeaba la cabeza contra las paredes del carruaje, mientras mi tutor se mantenía sereno, como de costumbre.
- Llevamos horas en este camino.
- Ten paciencia pronto llegaremos ¿ves aquella colina mas alta que las otras? — me dijo el para calmarme.
- Si… aún esta lejos…
- Bueno la Academia no queda allí… en ese lugar pasaremos la noche… aún nos quedan dos días de viaje… —una risotada mas sonora que las anteriores.
- Usted… — su sarcasmo me colmaba la paciencia.
Aunque disfrutaba de la presencia de aquel anciano, y me divertían sus historias, había algo en el que me atemorizaba. Pero lo miraba como a un padre, pues me había criado desde pequeño. Había sido la única familia que conocía y la única persona que velaba por mí.
- ¿Por qué estas llorando Odín? — me preguntó.
- Yo jamás lloro Don Anciano… — le respondí limpiando mi cara, esa era mi expresión hacía el cuando me preguntaba lo mismo.
- Es el polvo ¿cierto?
- Así es… este condenado carruaje es una aspiradora con ruedas…
- Sería ilógico que lloraras… — me dijo entregándome un paquete. Sus palabras me quedaron haciendo ecos en la cabeza, mientras sostenía aquel viejo paquete, que parecía contener libros o algo por el estilo.
- Detesto la lectura… usted lo sabe… llorar… (ptss) que invento el suyo. ¿Qué es esto?
- Un regalo de mi parte…
- ¿desde cuando me regala cosas de la nada? Hasta ahora no había sido más que aquella bufanda con moho para la celebración del Jubileo de Otoño…
- ¡Malagradecido! Es algo que necesitaras en donde vas a estudiar… pero si no lo quieres… ¡hecha para acá! — dijo queriendo quitarme el libro de las manos.
- ¡Ni lo sueñe! Ahora es mío… y puede que me sirva de almohada…
- ¿Vas a preguntarme que es ese libro o no?
- Don Anciano, ya tendré tiempo para leerlo… quizá algún día…
Entonces el carruaje frenó repentinamente, haciéndome tirar el libro al aire y mi tutor cayó de su asiento, lo que me causó mucha gracia. Luego nos incorporamos para ver que había sucedido.
- Los caminos a la Academia están bloqueados, por favor regresen por donde vinieron. No queremos problemas. — al escuchar esto mi tutor salió del carruaje, obligándome a quedarme dentro y que no saliera, el muy viejo quería hacerse el héroe.
- Perdonen que me entrometa, pero debemos llegar a la Academia a mas tardar esta noche o mi protegido no podrá asistir a su curso de iniciación, y hemos esperado años para que autorizaran su entrada a dicho lugar.
- No es nuestro problema anciano… he dicho que los caminos están bloqueados y no podemos permitirles pasar… no en estos momentos, no queremos problemas con el Consejo. — dijo un tipo con ropas blancas, cubierto desde los pies, hasta la cabeza, solo dejaba ver sus ojos. Yo espiaba desde una pequeña ventana del carruaje.
- ¿El consejo ha dicho? — interrogó mi tutor.
- No debe explicarle mas… ordene al chofer que retorne a Ciudad de Plata de inmediato… — dijo el mismo tipo con tono mas fuerte.
- ¿Cómo sabe que venimos de ese lugar? — preguntó mi tutor.
- No se lo diré… simplemente regrese…
- No puedo seguir sus órdenes, tengo permiso firmado por el Ministro…
Mi tutor guardo silencio. No escuché nada más. A nadie moverse, a nadie hablar. Por un largo lapso de tiempo el exterior de la cabina quedó en súbito silencio. Me preocupe. Quise abrir la puerta pero estaba con llave desde el exterior. Pasaban los minutos y seguía sin escuchar palabra alguna.
- Entrégame el libro… — escuché una voz detrás de mi. Lo que me hizo quedarme congelado y sin voz. —…he dicho que me entregues el libro muchacho…
- ¿D-dónde está… mi… tutor? — pregunté queriendo voltear mi rostro.
- Yo en tu lugar me quedaría quieto muchacho… dime donde… ¿Dónde esta el libro de ese anciano?
- No… donde esta… ¿Dónde esta mi maestro? — interrogué. Un sonido sordo y una luz que me segaron destruyeron al carruaje.

Escuchaba voces gritando desesperadamente, cosas como “chico quítate” o “¿Quién demonios es?”, mas la voz de mi tutor no aparecía en ningún lado, mi vista estaba cegada. La oscuridad se mostraba ante mí, con su negra capa. Solo escuchaba cosas, que me desesperaban.
- ¡DON ANCIANO! ¿Dónde esta? ¿Por qué no puedo ver nada? — grité desesperadamente.
- Mi camino a tu lado ha llegado a su fin, mi querido Odín. Desde hoy en adelante seguirás el camino por tu cuenta. Estos hombres me han prohibido continuar en el Reino, solo trata de sobrevivir… — dijo mi tutor.
- ¡MATENLO! — exclamó uno de los hombres que estaban afuera de el carruaje, ahora me encontraba de rodillas, tocando la tierra con mis manos. Y por toda esa conmoción lágrimas comenzaron a caer de mis ojos ciegos. Lloré sin consuelo, mientras aquellos individuos se disponían a matarme.
- …no se los permitiré… — dije en voz baja. Me incorporé y respire profundamente, aunque no miraba podía escuchar claramente sus pasos, se acercaban velozmente hacía mi. Sentí un valor increíble y miles de vibraciones comenzaron a recorrer mi cuerpo, era una sensación de éxtasis, tal y como mi querido Don Anciano me lo había explicado.

- Cuando tu cuerpo no es capaz de contener más energía, sucede algo totalmente increíble Odín… — me explicaba mi tutor, Don Anciano, con la misma paciencia de siempre.
- ¿Qué es lo que sucede Don Anciano? — estaba muy joven entonces.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así? En fin… existe algo llamado transpotencialidad… tu cuerpo emite tanta energía que no puede contenerla, el hecho de mantenerla en tu cuerpo sería algo meramente tonto, entonces se activa algo llamado Principio de Transpotencialidad, y parte de ese poder se transfiere a alguien mas.
- ¿Y quién recibe ese poder?
- Nadie lo sabe jamás… es algo secreto y totalmente aleatorio… solo las esferas pueden conocer quien lo recibe…
- Y si… ¿Qué pasa si no se hace transpotencialidad?
- Si un ser no hace transpotencialidad es absorbido por ese poder, su alma se consume y se funde con el poder… su cuerpo desaparece pero el poder queda vagando en alguna parte… es mas complicado… es mejor dejar el cuerpo hacer su transpotencialidad, en lugar de evitarlo…
- ¿podré llegar a hacer eso algún día?
- Solamente si te dedicas a buscar tu fuerza interior y desarrolles la fuerza de tu alma… y cuando tu cuerpo comience a derramar lagrimas sin sentido, es señal segura de que estas pronto a hacer transpotencialidad…

“La fuerza de mi alma”, es esto que estoy sintiendo. He perdido a mi maestro seguramente, ha de haber sido vencido por estos tipos, pero si el decidió que ir a esa Academia era lo adecuado, tengo que llegar allí a toda costa. Maestro, tutor, padre, amigo… tu significaste todo eso Don Anciano, por eso… mi cuerpo esta llamando al poder de su alma ahora… es tiempo de hacer trasnpotencialidad. Las lágrimas de mis ojos ciegos lo desean, me están invitando a fusionar mi poder con mi alma. Ya no me es posible contener más energía. ¿Por qué no puedo dejar de llorar? Siento todas estas emociones ahora, debo llegar a la Academia, sin importar quien me lo pueda evitar, mi maestro deseo para mi ese camino, fue su sueño desde que me instruyó. Por eso, no puedo decepcionarlo ahora, el viejo sabía que me tocaría migrar mis poderes pronto para que no muriera por causa de tal poder, no pudo decírmelo. Supongo que esta es su última lección. Más lagrimas…
- ¡Lo siento! No permitiré que me maten, simplemente no es mi hora aun.
Extrañas palabras comenzaron a sonar en mi cabeza, en un idioma que nunca había escuchado, se apegaba mucho a las descripciones que me había dado mi tutor, ese momento había llegado. La primera vez… esta era sin duda el despertar de mis poderes, sentía mi cuerpo a reventar, tenia que expulsar ese poder que me sobraba en aquel momento. Las lágrimas dejaron de correr. El camino quedo en silencia nuevamente. Sentía mi cuerpo pesado y mis ojos seguían ciegos. Entonces, pensé, perdí el sentido de la vista a cambio de este poder… deje que tomara parte de mi cuerpo. Debí haber sido más rápido.
- O… ¿Odín? — dijo mi maestro, casi inaudible.
- ¡Don Anciano! ¿Dónde esta? — exclamé.
- A tu derecha Odín… escúchame bien… escucha bien lo que tengo que… decirte — dijo el con apenas aliento.
- Maestro… yo se que me va a dejar solo ahora… — dije yo mientras tropezaba para llegar hasta el.
- Si, sin duda esta es mi ultima lección, y por eso, debo explicarte lo ultimo… hoy lograste una transpotencialización que mató a estos individuos, quizá estabas tan conectado a mi, que mi propia muerte hizo que liberaras tanto poder… fue maravilloso verte con todo ese poder liberado…
- … — me había quedado sin habla.
- …nunca dejes que el poder te consuma… has perdido la vista en tu intento de transpotencialidad, ahora bien… muchos tratarán de buscarte por lo que has hecho, ya que… debías haber sido autorizado para hacer la transpotencialización. Recuerda esto, Odín Gradkes, nunca dejes que el poder corrompa tu mente ni tu alma, por que ese día será el comienzo de tu fin… eres fuerte… ya no debes derramar mas lagrimas…
- ¡Don Anciano! ¿qué será de mi ahora? No me abandone…
- Tu no lo ves… pero mi cuerpo se esta desintegrando en estos momentos, mi hora ha llegado, y debo regresar al Flujo de la Vida… usa bien tu poder Odín… — fueron las ultimas palabras de mi tutor. Don Anciano se había ido de El Reino, así como había perdido la visión, ahora me tocaba llegar a la Academia. ¿Debería dejar estas malditas lagrimas fluir por mas tiempo?

Detalle de Inspección # 001
Por: Eginus Maxel-Ivrid, Segundo Contralor del Ministerio.
División de Investigación Post-Juicios.
Delito # 1 Encontrado:
Transpotencialización sin autorización del Consejo o de Ministro respectivo.
Conclusión: el sujeto realizo el Ritual de Transpotencialización sin haber pasado el examen de Arte Potencia, requerimiento obligatorio del Consejo y del Ministerio, aunque su situación ameritaba un permiso especial, ya que en casos de emergencia se permite el ritual. Aun no se ha descubierto el Receptor de la transpotencialización.

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